Los alumnos diagnosticados con el síndrome de Asperger suponen un verdadero reto en el contexto del aula. Suelen ser alumnos rápidamente tachados por sus compañeros como «raros», por sus habilidades sociales inapropiadas o «frikis», por su interés obsesivo por temas extraños. No obstante, la mayoría de individuos diagnosticados de este síndrome, suelen presentar una inteligencia alta que, potenciada de la forma adecuada, puede superar la aparente falta de encaje del alumno hacia las competencias objeto de la asignatura.
Hay que tener en cuenta que, como en cualquier otro alumno, cada alumno con síndrome de Asperger es diferente y, por tanto, no existen recetas mágicas que permitan extraer el máximo potencial de ellos. Sin embargo, sí existen una serie de pautas vinculadas a las características que definen el síndrome de Asperger que se pueden seguir a la hora de programar una asignatura para un alumno de estas características:
Rutina, rutina y rutina
Los cambios no son bien recibidos por este tipo de alumnado, que se siente cómodo sabiendo siempre lo que va a pasar.
Por ello es interesante:
- Reducir al mínimo los cambios durante las clases
- Establecer rutinas diarias
- Informar continuamente de lo que se va a hacer para evitar sorpresas
Interacción (a)social
Normalmente, este tipo de alumnado tiene dificultades para comprender las reglas sociales, por lo que no acaban de encajar correctamente en su trato con el resto de integrantes del aula.
Por ello, hay que:
- Fomentar actividades en grupo en las que estén muy pautadas las interacciones con los compañeros para favorecer su integración
- Fomentar la colaboración y ayuda entre los alumnos mediante el uso de incentivos
- Es importante tomar medidas para evitar burlas
Pocos intereses, pero muy interesantes
Los alumnos con síndrome de Asperger suelen tener temas de interés restringidos en los que centran su motivación por aprender.
Algunas pautas para minimizar el impacto de esto son:
- Fomentar la participación en el aula, incentivándola siempre que tenga que ver con el tema de discusión
- Personalizar la asignación de tareas, tratando de adaptarlas a los intereses de los alumnos, relacionándolos con los contenidos de la unidad didáctica o utilizarlos como punto de partida para tratar de relacionar los contenidos.
Poco centrado, poco organizado
Otro aspecto de los alumnos asperger es su dificultad para concentrarse debido a la intensa vida interior que tienen; además, les cuesta mucho distinguir lo que es relevante de lo que no. Esto, sumado a su falta de organización puede llegar a ser bastante problemático para seguir la asignatura.
Respecto a esto, se propone:
- Dividir las tareas en unidades pequeñas, con objetivos claros y concisos, con tiempos de realización bien delimitados.
- Proporcionar retroalimentación constante para validar la correcta realización de la tarea.
- Estructurar el ritmo de las clases para alternar tareas cortas con explicaciones cortas, para así, evitar que se pierda la concentración.
- Hacer las clases participativas, con preguntas directas, que ayuden a los alumnos a mantener la atención.
- Utilizar elementos multimedia llamativos en las explicaciones y tareas para cautivar su atención
Coordinación motora
Los alumnos con síndrome de Asperger tienen problemas de motricidad, tanto gruesa como fina, traduciéndose esto último en problemas de grafomotricidad muy evidentes.
- Evitar los deportes competitivos y orientar la educación física hacia la salud y mantenerse en forma.
- Valorar la lentitud en la escritura a la hora de temporalizar actividades o exámenes.
Dificultades académicas
Pese a la inteligencia media-alta que presentan muchos alumnos con síndrome de Asperger, estos suelen tener problemas de comprensión, especialmente debido a su pobre capacidad de abstracción que les hace tomar las cosas de forma literal. Dicho de otro modo, tienen muy buena memoria para los conceptos, pero dificultad para aplicar los conceptos para resolver problemas.
Algunas pautas
- Fomentar la aplicación de conceptos en realización o resolución de problemas: no conformarse con que los alumnos expliquen un concepto.
- Realizar resúmenes que traten de simplificar los conceptos explicados, intentando utilizar un lenguaje muy literal.
- Sacar partido de la buena memoria para mejorar la motivación y autoestima, y emplearla para obtener mejoras en su trabajo académico.
Vulnerables emocionalmente
Como se ha comentado, este tipo de alumnado, tiene capacidades para estar en un sistema educativo normal, aunque no siempre disponen de los recursos emocionales para atender a las necesidades del curso. Esto genera situaciones de stress que pueden llegar a provocar estallidos de cólera o depresiones en el alumno, por lo que es muy importante controlar las emociones del alumno en el aula.
Para ello se recomienda:
- Trabajar estrategias para controlar el stress
- El profesor ha de emplear un tono neutro y asertivo para referirse a los alumnos
- Escuchar a los alumnos y darles la oportunidad de dialogar con el profesor al margen de las clases, así como avisar a tutores o representantes legales del alumno frente a cambios de humor o de conducta que puedan implicar una depresión
Como puedes ver, se ha tratado de generalizar al máximo las pautas para intentar que sean de aplicación para todo el alumnado. La idea es integrarlas en la programación didáctica de forma que todos se puedan beneficiar de ellas y, al tiempo, se minimice el aislamiento del alumno al dársele un trato especial.
Aún así, las complejas características de este tipo de alumnado así como la gran diversidad en grados, intereses e inteligencia de los alumnos afectados, hacen las soluciones que puedan haber funcionado bien con uno no tienen por qué hacerlo con otro. Sin duda, un verdadero reto para los docentes.