10 pros y contras del eLearning

El aprendizaje en línea no siempre es recibido con el mismo entusiasmo; son muchas las ventajas que se le atribuyen, pero también tiene sus inconvenientes. En esta entrada se presentarán algunos puntos fuertes y  otros puntos flojos que se le achacan al e-Learning… Por poner un número redondo, 10 de cada:

Fortalezas

  1. Se aprende en red y, por tanto, hereda las ventajas relativas a la actualización, recuperación, almacenamiento y distribución que tienen los recursos en red.
  2. El estudiante adquiere un papel activo.
  3. Su flexibilidad temporal y espacial, facilita la adaptación de la formación al alumno, deslocalizando el conocimiento y fomentando la interacción en diferentes ámbitos y a través de diferentes canales. Ahorra costes de desplazamiento.
  4. La posibilidad de aumentar el número de alumnos concurrentes democratiza el aprendizaje.
  5. Es sugestivo, motivador y puede despertar la curiosidad y la imaginación.
  6. Promueve una visión constructivista del aprendizaje: trabajo autónomo, ritmo personal, colaboración, construcción social del conocimiento…
  7. Toda interacción queda registrada de forma permanente, lo que facilita el acceso y permite hacer un seguimiento más exhaustivo.
  8. Se aprende más rápidamente y de forma menos repetitiva.
  9. Se puede disponer de una gran variedad de recursos interdisciplinares las 24 horas del día. Muchos de ellos gratuitos y de gran calidad.
  10. Fomenta la aparición de comunidades de autoconocimiento, uso del conocimiento y producción.

Debilidades

  1. A veces, es difícil discernir la validez de los contenidos disponibles en la red.
  2. La red y sus contenidos pueden provocar adicción, ansiedad y distracción, así como problemas físicos relacionados con el uso de dispositivos electrónicos o  el sedentarismo.
  3. La falta de referencias físicas hace que los entornos virtuales sean percibidos por los alumnos de forma fría y distante, provocando aislamiento entre compañeros y sensación de soledad.
  4. Los diálogos pueden ser rígidos e impersonales.
  5. El hecho de enfrentarse solo al estudio comporta una mayor tasa de abandono que en el aprendizaje presencial. En ese sentido, requiere un alto grado de responsabilidad y autonomía por parte del estudiante.
  6. El hecho que la interacción se base fundamentalmente en texto puede resultar molesto o «pesado».
  7. Requiere mayores inversiones de tiempo por parte del profesor y del alumno.
  8. Requiere unas infraestructuras tecnológica mínima: ordenador con acceso a Internet, una conexión decente… Además, pueden aparecer problemas técnicos que repercutan en el aprendizaje.
  9. Es necesario tener cierta experiencia con la tecnología: conocer el lenguaje virtual, identificar metáforas gráficas, estrategias comunicativas… Dicho de otro modo, profesor y estudiantes necesitan unas competencias tecnológicas mínimas.
  10. El incremento de número de alumnos de forma excesiva puede disminuir la calidad de la formación.

Para más información, se puede consultar el texto de  María Pérez-Mateo y de Montse Guitert que es el que se ha empleado como fuente para elaborar esta entrada: