El aprendizaje en línea no siempre es recibido con el mismo entusiasmo; son muchas las ventajas que se le atribuyen, pero también tiene sus inconvenientes. En esta entrada se presentarán algunos puntos fuertes y otros puntos flojos que se le achacan al e-Learning… Por poner un número redondo, 10 de cada:
Fortalezas
- Se aprende en red y, por tanto, hereda las ventajas relativas a la actualización, recuperación, almacenamiento y distribución que tienen los recursos en red.
- El estudiante adquiere un papel activo.
- Su flexibilidad temporal y espacial, facilita la adaptación de la formación al alumno, deslocalizando el conocimiento y fomentando la interacción en diferentes ámbitos y a través de diferentes canales. Ahorra costes de desplazamiento.
- La posibilidad de aumentar el número de alumnos concurrentes democratiza el aprendizaje.
- Es sugestivo, motivador y puede despertar la curiosidad y la imaginación.
- Promueve una visión constructivista del aprendizaje: trabajo autónomo, ritmo personal, colaboración, construcción social del conocimiento…
- Toda interacción queda registrada de forma permanente, lo que facilita el acceso y permite hacer un seguimiento más exhaustivo.
- Se aprende más rápidamente y de forma menos repetitiva.
- Se puede disponer de una gran variedad de recursos interdisciplinares las 24 horas del día. Muchos de ellos gratuitos y de gran calidad.
- Fomenta la aparición de comunidades de autoconocimiento, uso del conocimiento y producción.
Debilidades
- A veces, es difícil discernir la validez de los contenidos disponibles en la red.
- La red y sus contenidos pueden provocar adicción, ansiedad y distracción, así como problemas físicos relacionados con el uso de dispositivos electrónicos o el sedentarismo.
- La falta de referencias físicas hace que los entornos virtuales sean percibidos por los alumnos de forma fría y distante, provocando aislamiento entre compañeros y sensación de soledad.
- Los diálogos pueden ser rígidos e impersonales.
- El hecho de enfrentarse solo al estudio comporta una mayor tasa de abandono que en el aprendizaje presencial. En ese sentido, requiere un alto grado de responsabilidad y autonomía por parte del estudiante.
- El hecho que la interacción se base fundamentalmente en texto puede resultar molesto o «pesado».
- Requiere mayores inversiones de tiempo por parte del profesor y del alumno.
- Requiere unas infraestructuras tecnológica mínima: ordenador con acceso a Internet, una conexión decente… Además, pueden aparecer problemas técnicos que repercutan en el aprendizaje.
- Es necesario tener cierta experiencia con la tecnología: conocer el lenguaje virtual, identificar metáforas gráficas, estrategias comunicativas… Dicho de otro modo, profesor y estudiantes necesitan unas competencias tecnológicas mínimas.
- El incremento de número de alumnos de forma excesiva puede disminuir la calidad de la formación.
Para más información, se puede consultar el texto de María Pérez-Mateo y de Montse Guitert que es el que se ha empleado como fuente para elaborar esta entrada: