Qué duda cabe que el paradigma educativo del siglo XXI se caracterizará por el uso de las TIC en los procesos de enseñanza-aprendizaje y estará basado en un modelo de aprendizaje en red donde la construcción social del conocimiento tenga un papel elemental.
En efecto, el e-learning o aprendizaje en línea ya es considerado por algunos autores algo vinculado a Internet y sus infinitas posibilidades. Pero este tipo de aprendizaje sustentado por la tecnología y transparente a ubicación geográfica y/o temporal se desmarca, definitivamente, del aprendizaje presencial.
¿Pero cuáles son las características de este tipo de aprendizaje? A continuación se señalan algunas de las características que definen esencialmente a este proceso.
1. Es un proceso centrado en el estudiante
El estudiante se sitúa en el centro del proceso de aprendizaje y se convierte en el agente educativo principal sobre el que giran los demás. No es casualidad que la mayoría de términos con que se designa a estos procesos educativos contienen el término «aprendizaje» y no otros que no se refieran a un proceso tan subjetivo al estudiante como es aprender.
2. Es un proceso basado en la interacción
La interacción permite a los alumnos socializar con el entorno educativo y, de ese modo, evolucionar hacia un nuevo estado de conocimiento. Promueve una transformación. En ese sentido, cabe destacar las múltiples perspectivas de la interacción: estudiante-profesor, estudiante-estudiante, estudiante-recursos y estudiante-entorno de aprendizaje.
3. Es un proceso en el que se da lugar a la colaboración
Pese a que el aprendizaje en línea puede suponer un escenario idóneo para la formación individual y autónoma, el potencial que adquiere el proceso gracias a la colaboración facilitada a través de los diferentes canales de interacción es algo a tener muy en cuenta.
4. Es un proceso en el que se utilizan las TIC
Como ya se ha comentado previamente, hoy por hoy tienen poco sentido hablar de aprendizaje en línea sin tener en cuenta la tecnología proporcionada por los ordenadores y el acceso a Internet. Sin duda sobre esta tecnología recae gran parte del peso de las características comentadas anteriormente y de las que vienen a continuación.
5. Es un proceso asíncrono y deslocalizado
Es decir, las diferentes interacciones tienen lugar en momentos de tiempo diferentes y desde ubicaciones geográficas distintas. El factor tiempo y espacio se difumina en el concepto de «aula virtual» donde la interacción se puede dar, indepenpendientemente del lugar físico o del tiempo que disponga cada uno de los participantes. Es decir adaptándose a la situación individual de cada uno.
6. Es un proceso basado en texto
Pese a la riqueza multimedia de la llamada web 2.0, hasta ahora el aprendizaje en línea se ha basado en el texto medio para la construcción interactiva de conocimiento, mediante la interacción, la revisión de contenidos y la transmisión de conocimientos.
A modo de conclusión, se puede afirmar que en el aprendizaje en línea se construye alrededor del alumno, adaptándose a sus necesidades y ofreciéndole un mayor protagonismo en su propio aprendizaje. Sin duda, esto se distancia bastante de los procesos de enseñanza presenciales (o al menos, de los más tradicionales). Y, como no, en este giro copernicano la tecnología se reserva un papel fundamental.
Para más información, se puede consultar el texto de María Pérez-Mateo y de Montse Guitert que es el que se ha empleado como fuente para elaborar esta entrada: