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CLIL y conectivismo, una relación con mucha química

Ya se ha hablado anteriormente en este blog de conectivismo y de CLIL, dos paradigmas educativos que, a simple vista, parece que tienen muchos puntos de encuentro. Sin embergo, a diferencia del conectivismo, que es un enfoque pedagógico relativamente reciente, CLIL ya lleva mucho tiempo con nosotros; de hecho, originariamente, está asociado con el constructivismo.

El objetivo de esta entrada es poner de manifiesto los evidentes elementos comunes que presentan estos dos paradigmas educativos y determinar hasta qué punto una actividad CLIL se puede plantear desde un punto de vista conectivista. Eso sí, hay que tener en cuenta que el enfoque o paradigma bajo el que se catalogue una actividad CLIL dependerá de cómo esté esta diseñada.

A continuación se enumerarán una por una las propiedades enunciadas por Downes para caracterizar el conectivismo y se comentará como se relacionan con las características de la metodología CLIL. Para más información sobre las diferentes características, remitirse al artículo previo publicado en este blog en el que se habla del conectivismo.

Vamos con las características:

El conectivismo implica diversidad

La diversidad en CLIL se caracteriza por la enseñanza centrada en el alumno, obteniendo su implicación a través de la propuesta de actividades que partan de su contexto y necesidades más inmediatas para, gradualmente, ir ampliando el foco. Evidentemente, estas necesidades de partida pueden variar de un individuo a otro.

También es una característica relacionada con la diversidad el hecho que CLIL proponga un tipo de enseñanza flexible y facilitadora, es decir, que atienda a los diferentes estilos de aprendizaje de los alumnos, adaptando así el grado y complejidad tanto de los contenidos como de la exposición a la lengua objeto de estudio.

Otro aspecto a tener presente es el hecho que al impartir las enseñanzas en una lengua extranjera, es más que probable que en algún momento forman parte de los contenidos artículos y/u opiniones que provengan de contextos sociales y culturales diferentes, contrastando así con aquellas opiniones que se han tomado como punto de partida.

El conectivismo promueve la autonomía

La autonomía es una de las características de la metodología CLIL, que confiere al alumno la responsabilidad de recopilar, contrastar o analizar informaciones relacionadas con un tema determinado.

También hay que señalar la autonomía que se le cede al alumno para que sea protagonista de su aprendizaje de la lengua de estudio, de forma que tendrá que diseñar estrategias para compensar las carencias comunicativas que encuentre en el proceso de aprendizaje.

El connectivismo se basa en la interactividad

Otra característica inherente a CLIL es la interactividad, de forma que se fomentan las actividades en las que los alumnos interactúan entre ellos, en grupos o no, o con terceras personas.

La interacción es una parte fundamental del aprendizaje de lenguas en todas sus vertientes, ya sea en la producción textual u oral, en definitiva, de la competencia comunicativa.

El conectivismo tiene lugar en condiciones de apertura

Esta característica la encontramos al CLIL en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación que fomentan la apertura del aula más allá de sus umbrales físicos.

Como se puede apreciar, es relativamente sencillo asociar las características de la metodología CLIL con las propiedades que definen el conectivismo. Por lo tanto, hay que concluir que no son conceptos incompatibles y que es posible plantear una actividad CLIL desde un punto de vista conectivista. De hecho, visto lo visto, se puede afirmar que el enfoque conectivista encaja en la perfección con los principios de la metodología CLIL. Parece que después de todo este tiempo, CLIL ha encontrado un compañero de viaje a su medida. O parafraseando una mítica frase de película, parece que este puede ser el comienzo de una bonita amistad.

Más información:

CLIL: Mucho más que aprendizaje de lenguas

El aprendizaje de lenguas mediante el tratamiento integrado de lengua y contenidos, también conocida por sus siglas en inglés CLIL (Content and Language Integrated Learning), es una metodología que se caracteriza por el uso vehicular de la lengua objeto de aprendizaje en la enseñanza de contenidos en áreas no lingüísticas. En esta entrada desgranaremos algunas de las características fundamentales de esta metodología.

El objetivo de esta metodología es integrar de forma transversal al currículum educativo el aprendizaje de lenguas. Así, al emplear una lengua diferente a la lengua nativa del alumno (L1) por la interacción al aula se aumenta la exposición del alumno a esa nueva lengua, que puede ser una lengua en contacto (L2) o una lengua extranjera (LE), de forma que pasa progresivamente a formar parte de su realidad diaria y  su contexto cultural. De esta forma se fomentan las competencias comunicativas, en especial las relacionadas con las lenguas extranjeras, siguiendo así las recomendaciones propuestas por la Comisión Europea que establecen las competencias clave para el aprendizaje permanente.

Este aprendizaje en una lengua diferente de la L1 se sustenta en la hipótesis de Cummings y Swain sobre la existencia de una competencia subyacente común. Esta hipótesis plantea que existe un área común donde se almacenan los conocimiento y las habilidades cognitivolingüísticas independientemente de la lengua en que se adquieren, que simplemente tendría una relevancia superficial en el proceso.En cualquier caso, este traspaso del tiempo dedicado a la enseñanza de las lenguas a las áreas no lingüísticas de los currículums de las diferentes etapas educativas, responde a la necesidad de dedicar más y más tiempo al aprendizaje de las lenguas. Así, la carga de las áreas lingüísticas no se hace excesiva, yendo en detrimento del resto, y además, hay que señalar que hay ciertas estrategias coognitivolingüísticas (justificar, resumir , describir, demostrar…) o de procesamiento de la información (localizar, valorar, organizar, comunicar…) que pueden ser tratadas mejor en áreas no lingüísticas. Sea como fuere, la metodología CLIL ofrece los alumnos una posibilidad real de interactúar en una L2 (o LE) de forma habitual en el contexto académico, puesto que difícilmente lo podrán hacer fuera de la escuela.

Sin embargo, CLIL no es un término nuevo. De hecho, existen precedentes que avalan su efectividad en sistemas educativos, como se el caso del canadiense. En este sistema se ha promovido con gran énfasis de las administraciones educativas el uso de metodologías innovadoras por la enseñanza bilingüe ya desde los años setenta. En cualquier caso, no fue hasta los 90 cuando se estableció el término CLIL para hacer referencia en este enfoque metodológico. En cualquier caso, es importante ver la enseñanza de tipo CLIL como un producto o evolución de sus antecedentes históricos.

Sea como fuere, en la actualidad esta metodología está presente a los sistemas educativos de muchos países en todo el mundo, teniendo especial presencia a la Unión Europea, debido a las singulares características socioculturales y organizativas que promueven la movilidad laboral y educativa dentro de un contexto plurilingüe. En ese contexto, este enfoque recibe varias denominaciones en función del país o el idioma en que se aplica: TILC (Tractament Integrat de Llengua i Continguts) para el valenciano, AICLE (Aprendizaje Integrado de Conocimientos Curriculares en Lengua Extranjera) para los programas en español, CLIL (Content and Language Integrated Learning), EMILE (Enseignement de Matières par el Integration de une Langue Étrangère) y CLILiG (Content and Language Integrated Learning in German). Ahora bien, parece que existe suficiente consenso en que CLIL es la expresión más adecuada en todos los contextos de aprendizaje de lenguas extranjeras mediante los contenidos curriculares, por lo cual se ha optado por este término para la redacción de esta entrada.

Pero, hoy por hoy, la metodología CLIL es mucho más que una simple inmersión lingüística. Algunos autores definen el CLIL como un “paraguas” donde caen diferentes acercamientos metodológicos por la enseñanza de lenguas como pueden ser la inmersión lingüística, programas bilingües y plurilingües o programas de enriquecimiento de la lengua. Si bien, lo que realmente aporta CLIL es flexibilidad entre los diferentes aspectos de los diferentes acercamientos que le confiere la capacidad de aprovechar los puntos más fuertes de cada uno de ellos.

En ese sentido, el enfoque CLIL es plantea como un enfoque pedagógico innovador y adaptativo caracterizado por el uso de una lengua diferente de la L1 de los alumnos para impartir los contenidos no lingüísticos, pero no sólo por eso.

Así, algunos autores han reflexionado sobre los factores que caracterizan la metodología CLIL más allá de la sustitución de la lengua vehicular. Los más destacados se presentan a continuación:

  • Es una metodología centrada en el alumno: La metodología CLIL tiene que promover la implicación de los alumnos y tiene que promover aprendizajes auténticos inspirándose en situaciones y contextos cercanos a la realidad de los alumnos. Toma como punto de partida aspectos concretos para después generalizar. De esta forma se ayuda a los alumnos a la comprensión de los nuevos conceptos en una lengua diferente de su L1.
  • Es una metodología flexible: Al estar centrada en los alumnos necesita adaptarse a ellos, atendiendo a sus diferentes estilos de aprendizaje. Hay que tener presente, por lo tanto, que los alumnos no tienen porque ser expertos en la lengua vehicular y, por lo tanto, es fundamental adaptar los textos a sus competencias o promover otras estrategias para facilitar la comprensión del contenido y el contexto.
  • Fomenta un aprendizaje interactivo y autónomo: Interactivo en cuanto a la relación con el resto de alumnos. Autónomo porque como la metodología está centrada en el alumno, es este el que controla el proceso. Esta característica también se materializa a la evaluación, donde toman especial importancia herramientas como las rúbricas y las evaluaciones peer2peer.
  • Uso de múltiples recursos: Particularmente por el que hace el uso de las TIC, que ayudarán a aportar una rica variedad de recursos multimedia para enriquecer el proceso.
  • Orientada a tareas: La tarea será la unidad esencial de proceso, donde el alumno habrá realizar una serie de actividades para obtener el producto final propuesto en la tarea. Las tareas pueden ser de recepción, que implican acciones como recopilar, contrastar o analizar, y de producción, que implican expresarse e interactúar de forma escrita y/u oral. La dificultad de las tareas tiene que ser progresiva y estar ligado a la progresión de las destrezas de los alumnos.

En cuanto a los resultados obtenidos empleando esta metodología, varios estudios avalan la validez de CLIL en el aprendizaje de lenguas que, todo y la dificultad para establecer una serie de elementos estándares de medida para comparar experiencias CLIL entre varios territorios (dificultad que es todavía más notable si pensamos en las diferencias socioculturales hacia la lengua objeto de estudio que pueden variar en función de los países y/o las lenguas estudiadas), ponen de manifiesto que es precisamente en la producción oral donde más notables son los efectos del aprendizaje de lengua empleando este enfoque frente a la enseñanza tradicional.

Hay que señalar que la metodología CLIL también ha sido objeto de críticas. Algunos estudios indican que esta metodología puede provocado una reducción de la participación de los alumnos en la clase, aconteciendo el idioma en que se transmiten los contenidos un “obstáculo” añadido. Otro elemento crítico comentado al mismo estudio es el hecho que los profesores que tienen que llevar a cabo esta transmisión de contenidos en una lengua diferente de la L1 no sean nativos en la lengua de estudio y, en muchos casos, ni siquiera expertos. Esto puede provocar limitaciones en la calidad de la lengua expuesta, pero también en la calidad de los contenidos transmitidos, puesto que los docentes se ven limitados en cuanto a los recursos expositivos cuando emplean una lengua que no dominan.

En cualquier caso, la metodología CLIL supone una forma dinámica de aprender lenguas que integra en su concepción actual el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación y, en cierto modo, está embebida en la enseñanza a distancia que toma como base Internet. Sin duda nos dirigimos  hacia un futuro educativo en un contexto plurilingüe.

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