Muerte por PowerPoint

O por Impress, según la suite ofimática que empleemos, pero lo cierto es que los docentes solemos caer frecuentemente en errores fundamentales a la hora de diseñar las diapositivas con las que ilustramos nuestras sesiones lectivas. Y claro, nuestros abnegados alumnos caen fulminados tras la primera transición de diapositivas. Y eso supone la pérdida de su atención, probablemente, para lo que queda de sesión.

El humorista Don McMillan resume estos errores en su célebre vídeo «Death By Powerpoint»:

Y es cierto; la mayoría de las veces nos centramos en exponer los conceptos y no en cómo se han de exponer. Y el cómo es fundamental para que el recurso educativa (la presentación de diapositivas) cumpla con su función.

En mi opinión, uno de las razones por las que, en general, las presentaciones educativas no están diseñadas de forma amena y motivadora es el hecho que la misma presentación haga el papel de los apuntes. Una especie de docupoint, que es el nombre que reciben las presentaciones excesivamente textuales diseñadas para ser leídas, que cumple las dos funciones: sirve para explicar los contenidos en clase y para que los alumnos estudien en casa. Llamémosles «apupoints».

Si seguimos las indicaciones de los cientos de webs dedicadas al fenómeno de las Presentaciones eficaces™, lo ideal sería que hubiese un documento con los apuntes, en el que se describiesen de forma textual todos los contenidos, y una presentación con la que se ilustrasen dichos conceptos mientras el profesor los explica.

¿Pero como diseñar una buena presentación? ¿Dónde reside el secreto de las llamadas presentaciones Zen? Pues bien, hay muchas páginas con artículos y artículos sobre el tema, en las que se explican toda una serie de principios que se han de seguir a la hora de abordar el diseño de una buena presentación: desde la organización del arco argumental (hay que contar una historia) hasta el diseño gráfico de la presentación (paleta de colores, imágenes empleadas, alineación de los objetos en la diapositiva, etc.)

Sí, son muchos aspectos a tener en cuenta, pero vale la pena: un buen diseño de presentación consigue un mayor grado de atención y participación por parte del alumnado; una mayor implicación. Y eso marca la diferencia tanto en el desarrollo de la sesión lectiva como en la consecución de los objetivos de aprendizaje deseados.

Un buen punto de partida para iniciarse en esto del diseño de presentaciones eficaces es, como no puede ser de otra manera, una presentación. Y es tan buena que se puede seguir perfectamente sin necesidad que nadie de la explique. Se llama ¡Roba esta presentación! y a mi me cambió la vida: